Continúan intactos, a pesar del avance en el mundo de la música, las leyendas del heavy metal clásico y del rock & roll más pesado siguen tan vigentes como hace tres décadas, ¿o más efectivos aún?
La crisis internacional apabulla en todos los ámbitos que uno pueda imaginar. Pero para la música, la crisis empezó hace poco más de una década con la vendita Internet y la piratería. Estas nuevas modalidades de adquirir melodías han envuelto a los músicos en una constante búsqueda de renovación para contrarrestar sus efectos. Discográficas que cerraron sus puertas y bandas que llenan estadios, son las caras de una misma moneda, en donde los legendarios han encontrado definitivamente su lugar.
Iron Maiden y Kiss se dan el gusto de no verse atados a editar discos obligados por las compañías discográficas, recorren el mundo revisitando su propia historia sin ser atacados por la crítica o ser tratados de viejos decadentes. Construyen sus giras para continuar vigentes pero disparan directo al corazón y llenan estadios con fanáticos que corren ilusionados a comprar su entrada deseosos de los acordes más poderosos de la historia de la música.
En tan solo ocho días, el 2009 ha grabado huellas imborrables en el corazón de los amantes del Heavy Metal y el Rock & Roll, 87.000 fieles asistieron a dos shows que reunieron al menos a tres generaciones. Padres e hijos con la clásica vestimenta negra para la ocasión, e incluso abuelos y nietos unidos por el gusto de una misma música.
Siempre se piensa, que este tipo de conciertos representa algún tipo de riesgo para quienes concurren, por identificar al género con la violencia y las drogas. Pero esos prejuicios no cuentan para los aficionados rockeros argentinos que transforman las injurias en una noche de placer donde miles de voces se convierten en una. Al igual que en el fútbol el fanatismo se hereda y contra cualquier corriente el sentimiento por la música permanece intacto. Y como si se asemejara a una enfermedad, se hereda de generación a generación.
Testimonio de ello fueron los rostros maquillados, como Paul Stanley o Gene Simmons de Kiss, en niños de no más de diez años que cantaban cada canción de la banda como si hubieran vivido los treinta años de historia que ellos crearon. O el tatuaje de Eddie en el pequeño pecho de un nene ilusionado con su primer concierto, que caminaba de la mano de su padre hacia el final de la fila a la espera del ingreso al show. Estos ejemplos son los que hacen pensar que aún el Heavy Metal y el Rock & Roll continúan en su plenitud, a pesar de todos los dichos que quieran derribarlos.
La presencia de Iron Maiden por séptima vez en Argentina, agotando las localidades nuevamente en poco más de un año también da muestra del fervor que genera la banda más importante del heavy actualmente. El Somewhere Back In Time Tour, gira que recorre la discografía desde Iron Maiden de 1980, primer placa del grupo, hasta Fear Of The Dark de 1993, llegó a Vélez otra vez con el escenario que recorrió el suelo de las grandes ciudades del mundo. Antes era frecuente que la escenografía no fuera esa impresionante de la que disfrutaban en otros lugares del globo, pero al igual que el año anterior, la banda no escatimó en recursos e incluso se pudo apreciar a dos gigantescos Eddies.
Eddie, la mascota que se convirtió en el séptimo miembro de Iron Maiden, adorado por los fans, se lució en el escenario con los legendarios modelos de Momia y Cyborg, dos muñecos robotizados de tres metros de alto que generan el estallido del público. Cuando en marzo de 2008 Maiden hacía rebalsar el estadio de Ferro con metaleros más que satisfechos tras disfrutar de temas clásicos que contribuyeron en la historia del heavy metal, parecía que no habría otro show que pudiera superarlo, pero ellos mismo volvieron para demostrar que un espectáculo no dura sólo una presentación.
Como para satisfacer y llenar los corazones de quienes siguen estos estilos de música, la gran semana se cerró con la presentación de Kiss en el estadio de River Plate. En tiempos parecidos, estas dos míticas bandas tiran sobre el público toda la historia que supieron construir. Esta vez, la excusa del grupo norteamericano para volver a los escenarios del mundo fue el festejo del 35° aniversario de “Kiss Alive!”, su primer álbum en vivo, un viaje directo a los 70’s pero con tecnología de este siglo. Un circo de Rock & Roll con cuatro personajes que siguen dejando a los seguidores boquiabiertos con su presencia.
Ésta fue la primera vez que Kiss presentó en Argentina los trucos originales de fuego, sangre y pirotecnia, esos que todo fan kissero deseo ver a comienzos de los años 80’s, cuando estos cuatro músicos detrás de los maquillajes no revelaban su identidad, y finalmente consumaron el sueño. La banda más comercial de la historia de la música, cumple sin dejar espacio para ninguna queja, desde los primeros acordes en el inicio con “Deuce”, hasta el final para cerrar con “Detroit Rock City”.
Si alguien pretendía criticar a Kiss por los años que llevan a cuesta sus integrantes, se equivocaron. Aún cuando superan los 50 años, se siguen vistiendo como a los veintitantos y calzando botas con plataformas de 15 centímetros, y eso no les evita tener un fabuloso despliegue para dejar a la audiencia contenta por disfrutar de un show que deja más que sólo un buen Rock. Aún cuando el Heavy Metal sigue siendo un estilo resistido para los grandes medios, padeciendo de coberturas y de la difusión de su trabajo fuera de los canales especializados en seguir el movimiento, Iron Maiden encontró como darse el gusto de seguir vigentes sin la necesidad de editar nuevo disco. En tanto Kiss, una de las bandas más populares de todos los tiempos, vuelve a su mejor época para que todo el mundo conozca su show visitando, luego de casi cuarenta años de carrera, ciudades en las que nunca se presentaron.
Mientras las grandes bandas del género se esfuerzan por tener material para volver a encausar su ruta, como Metallica, o las que luego de más de siete años editan placa y salen de gira para reconquistar el mercado como AC/DC o Whitesnake, Iron Maiden y Kiss disfrutan de un momento inigualable, estadios llenos en todas sus presentaciones con shows imponentes, fans de la primera hora y nuevas generaciones que se suman. No hay crisis que los afecte, la música es una expresión tan interminable que se despiden hasta la próxima, para tomar un receso porque ahora sí están listos para un nuevo álbum de estudio.
La crisis internacional apabulla en todos los ámbitos que uno pueda imaginar. Pero para la música, la crisis empezó hace poco más de una década con la vendita Internet y la piratería. Estas nuevas modalidades de adquirir melodías han envuelto a los músicos en una constante búsqueda de renovación para contrarrestar sus efectos. Discográficas que cerraron sus puertas y bandas que llenan estadios, son las caras de una misma moneda, en donde los legendarios han encontrado definitivamente su lugar.
Iron Maiden y Kiss se dan el gusto de no verse atados a editar discos obligados por las compañías discográficas, recorren el mundo revisitando su propia historia sin ser atacados por la crítica o ser tratados de viejos decadentes. Construyen sus giras para continuar vigentes pero disparan directo al corazón y llenan estadios con fanáticos que corren ilusionados a comprar su entrada deseosos de los acordes más poderosos de la historia de la música.
En tan solo ocho días, el 2009 ha grabado huellas imborrables en el corazón de los amantes del Heavy Metal y el Rock & Roll, 87.000 fieles asistieron a dos shows que reunieron al menos a tres generaciones. Padres e hijos con la clásica vestimenta negra para la ocasión, e incluso abuelos y nietos unidos por el gusto de una misma música.
Siempre se piensa, que este tipo de conciertos representa algún tipo de riesgo para quienes concurren, por identificar al género con la violencia y las drogas. Pero esos prejuicios no cuentan para los aficionados rockeros argentinos que transforman las injurias en una noche de placer donde miles de voces se convierten en una. Al igual que en el fútbol el fanatismo se hereda y contra cualquier corriente el sentimiento por la música permanece intacto. Y como si se asemejara a una enfermedad, se hereda de generación a generación.
Testimonio de ello fueron los rostros maquillados, como Paul Stanley o Gene Simmons de Kiss, en niños de no más de diez años que cantaban cada canción de la banda como si hubieran vivido los treinta años de historia que ellos crearon. O el tatuaje de Eddie en el pequeño pecho de un nene ilusionado con su primer concierto, que caminaba de la mano de su padre hacia el final de la fila a la espera del ingreso al show. Estos ejemplos son los que hacen pensar que aún el Heavy Metal y el Rock & Roll continúan en su plenitud, a pesar de todos los dichos que quieran derribarlos.
La presencia de Iron Maiden por séptima vez en Argentina, agotando las localidades nuevamente en poco más de un año también da muestra del fervor que genera la banda más importante del heavy actualmente. El Somewhere Back In Time Tour, gira que recorre la discografía desde Iron Maiden de 1980, primer placa del grupo, hasta Fear Of The Dark de 1993, llegó a Vélez otra vez con el escenario que recorrió el suelo de las grandes ciudades del mundo. Antes era frecuente que la escenografía no fuera esa impresionante de la que disfrutaban en otros lugares del globo, pero al igual que el año anterior, la banda no escatimó en recursos e incluso se pudo apreciar a dos gigantescos Eddies.
Eddie, la mascota que se convirtió en el séptimo miembro de Iron Maiden, adorado por los fans, se lució en el escenario con los legendarios modelos de Momia y Cyborg, dos muñecos robotizados de tres metros de alto que generan el estallido del público. Cuando en marzo de 2008 Maiden hacía rebalsar el estadio de Ferro con metaleros más que satisfechos tras disfrutar de temas clásicos que contribuyeron en la historia del heavy metal, parecía que no habría otro show que pudiera superarlo, pero ellos mismo volvieron para demostrar que un espectáculo no dura sólo una presentación.
Como para satisfacer y llenar los corazones de quienes siguen estos estilos de música, la gran semana se cerró con la presentación de Kiss en el estadio de River Plate. En tiempos parecidos, estas dos míticas bandas tiran sobre el público toda la historia que supieron construir. Esta vez, la excusa del grupo norteamericano para volver a los escenarios del mundo fue el festejo del 35° aniversario de “Kiss Alive!”, su primer álbum en vivo, un viaje directo a los 70’s pero con tecnología de este siglo. Un circo de Rock & Roll con cuatro personajes que siguen dejando a los seguidores boquiabiertos con su presencia.
Ésta fue la primera vez que Kiss presentó en Argentina los trucos originales de fuego, sangre y pirotecnia, esos que todo fan kissero deseo ver a comienzos de los años 80’s, cuando estos cuatro músicos detrás de los maquillajes no revelaban su identidad, y finalmente consumaron el sueño. La banda más comercial de la historia de la música, cumple sin dejar espacio para ninguna queja, desde los primeros acordes en el inicio con “Deuce”, hasta el final para cerrar con “Detroit Rock City”.
Si alguien pretendía criticar a Kiss por los años que llevan a cuesta sus integrantes, se equivocaron. Aún cuando superan los 50 años, se siguen vistiendo como a los veintitantos y calzando botas con plataformas de 15 centímetros, y eso no les evita tener un fabuloso despliegue para dejar a la audiencia contenta por disfrutar de un show que deja más que sólo un buen Rock. Aún cuando el Heavy Metal sigue siendo un estilo resistido para los grandes medios, padeciendo de coberturas y de la difusión de su trabajo fuera de los canales especializados en seguir el movimiento, Iron Maiden encontró como darse el gusto de seguir vigentes sin la necesidad de editar nuevo disco. En tanto Kiss, una de las bandas más populares de todos los tiempos, vuelve a su mejor época para que todo el mundo conozca su show visitando, luego de casi cuarenta años de carrera, ciudades en las que nunca se presentaron.
Mientras las grandes bandas del género se esfuerzan por tener material para volver a encausar su ruta, como Metallica, o las que luego de más de siete años editan placa y salen de gira para reconquistar el mercado como AC/DC o Whitesnake, Iron Maiden y Kiss disfrutan de un momento inigualable, estadios llenos en todas sus presentaciones con shows imponentes, fans de la primera hora y nuevas generaciones que se suman. No hay crisis que los afecte, la música es una expresión tan interminable que se despiden hasta la próxima, para tomar un receso porque ahora sí están listos para un nuevo álbum de estudio.
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