Hace demasiado tiempo que no escribo, que detalle... hace más de 20 años que decidí que quería ser periodista, las palabras siempre existían de sobra, pero parece que las cosas de la vida te sacan y te dan constantemente, sin saber cuándo, porque uno no puede detenerse a esperar. Tengo decenas de títulos girando en la cabeza... Ha llegado el momento... Hoy vuelvo a escribir!
En ocasiones no hace falta inspiración, simplemente las palabras vuelan y estamos ahí para crear aquellos que nos salta desde el interior con ganas de contar, comunicar, explicar, contar algo. En ocasiones hay tanto para escribir que el cosquilleo inquieta y las ganas se borran influenciadas por las circunstancias que día a día nos toca vivir. En ocasiones la inspiración no pide permiso, solo se presenta porque llegó el momento de expresar, de sacar, aquellas cosas guardadas en el interior que se refugiaron por falta de ganas, por ser vulnerables a las experiencias de la vida.
En ocasiones, los cambios de la vida, esos que descubrimos que estuvieron esperando por nuestra decisión, son los caminos por donde volvemos a encontrar las palabras.
Para algunos las palabras son aquello con lo que simplemente nos comunicamos, las que se escriben en listas de supermercado, las que se dibujan en grafitis de estadio, las que se escuchan en llamados. Para otros las palabras son la necesidad de sentirse presente, en un mensaje fugaz, las que oímos, en melodías cara a cara, las que miramos, sin importa la distancia. O las que cuentan tu vida, sin importar dónde quedaron plasmadas.
Si tuviera que pensar en una palabra que describiera por qué volvió la inspiración de sentarme a escribir, esa sería “cambio”.
Todos pasamos momentos en la vida por los que inevitablemente debíamos transitar, de dolor, alegría, felicidad, depresión, estabilidad, búsqueda, etcétera, y todos esos existieron porque eran los momentos que teníamos que caminar por cada uno de esos caminos. Cuenta… te das tarde, es cierto, pero aprendes que el “cambio” lo elegís cuando es tu momento. Y esa respuesta, sólo se encuentra en el corazón.
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